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Para ser un mejor gestor de flotas, debes comprender cuatro factores principales del coste de una flota. En esta ocasión hablaremos sobre los costes de los vehículos.
¿Te perdiste la primera parte? ¡Aquí la tienes!
Coste de los vehículos
El coste de los vehículos (o de los activos, mejor dicho) debe incluir
- El coste total de adquisición de cada vehículo
- Dispositivos y equipos de apoyo instalados en el mismo
- Seguro, permisos e impuestos del vehículo y del equipo de apoyo
Al final de la vida útil del equipo, también hay un coste de eliminación que debe incluirse aquí. Cualquier ingreso recibido por la venta de una pieza individual del equipo debe acreditarse contra el coste del activo.
Ahora que ha descubierto más sobre los costes de los activos, piensa en ellos en lo que respecta a tu empresa.
- ¿Cómo has estructurado la adquisición de los vehículos y equipos? ¿Tienes un plan?
- ¿Tienes un proveedor específico o te apresuras en el último momento a encontrar un vehículo y un equipo de sustitución cuando surge la necesidad?
Para los que acaban de iniciarse en la gestión de flotas de manera formal, o para los que intentan analizar los costes para comprender mejor dónde se originan los gastos, he aquí algunas sugerencias sencillas. Todos hemos utilizado la frase «thinking out the box» o «pensar fuera de la caja». Es una frase sencilla, pero supone que una persona entiende lo que es la «caja». Primero podrías intentar determinar dónde está la «caja» de tu empresa en lo que respecta a los costes de los activos. Pensar fuera de la caja suele ser una de las primeras cosas que hay que hacer cuando se intenta reducir o controlar los costes.
Sólo se piensa en la adquisición de nuevos vehículos
En esta caja, la empresa puede encontrarse con que todas las estanterías y almacenes de accesorios deben ser también nuevos.
Por ejemplo, Ford ha sustituido la Serie E por la Transit. Si su empresa es sólo de Ford, te encontrarás con que las estanterías y el almacenamiento en el interior de tus vehículos probablemente tengan que ser sustituidos debido a las nuevas dimensiones interiores. Una práctica fuera de lo común para adquirir vehículos es considerar los seminuevos.
Si el vehículo medio de tu empresa recorre 30.000 kilómetros al año y lo sustituyes cada ocho años, puedes encontrar que adquirir una unidad con 100.000 kilómetros a los cuatro años de edad podría costar un tercio del precio de un vehículo nuevo y aún te daría cuatro o cinco años de uso con tu kilometraje anual.