¿En qué medida distrae hablar por el móvil mientras se conduce?

Es bien sabido que se supone que no debemos conducir mientras usamos un teléfono móvil de mano para hablar o enviar un SMS, pero puedes conducir mientras hablas por un kit de manos libres. Si quieres saber lo difícil que es conducir mientras envías mensajes de texto, prueba este juego. Pero, ¿qué pasa con la conducción utilizando un teléfono de manos libres (ya sea mediante Bluetooth, conectado directamente al coche o mediante unos auriculares o cascos conectados al teléfono)? ¿Es diferente de hablar con otra persona en el coche?

Un estudio reciente de la Universidad de Illinois y el Instituto Beckman ha evaluado lo distraídos que estamos en cuatro situaciones diferentes:

  1. Conducir sin que nadie nos hable.
  2. Conducción mientras hablamos con alguien en el asiento del copiloto.
  3. Conducción mientras hablamos con alguien por teléfono móvil en la que la otra persona no puede ver lo que estás haciendo.
  4. Conducción mientras hablamos con alguien por teléfono móvil en la que la otra persona puede ver por dónde conduces en una pequeña pantalla

Resulta que lo que la otra persona puede ver afecta profundamente a tu probabilidad de tener un accidente. Estudios anteriores han descubierto que, en contra de lo que podrías pensar, los pasajeros no suelen distraer (siempre que no estés discutiendo con ellos). Si también son conductores, actúan como otro par de ojos experimentados en la carretera y pueden alertar al conductor de posibles problemas y peligros.

El experimento consistió en colocar a varios conductores bastante novatos (casi todos estudiantes universitarios) en un simulador. Tenían que completar una conducción bastante complicada que implicaba navegar en un tráfico en el que las carreteras y los demás conductores eran imprevisibles. El equipo controló todos los aspectos de la actuación del conductor, incluidos los tiempos de reacción, la posición en el carril, la distancia de seguimiento, la velocidad, la capacidad de dirigirse a un destino concreto, etc. También se grabó lo que hablaban con su interlocutor y se utilizó un rastreador ocular para saber exactamente qué miraban.

Los resultados fueron interesantes. El primer escenario -un conductor sin distracciones- tenía el menor riesgo de sufrir un accidente (lo cual no es sorprendente, ya que el conductor podía prestar toda su atención a la carretera). El segundo escenario -tener un pasajero en el asiento delantero sentado a su lado- aumentó ligeramente la tasa de accidentes, pero los pasajeros funcionaban como un par de ojos extra, ayudaban a la navegación y recordaban las señales de tráfico. El tercer escenario era como una típica llamada telefónica: el interlocutor no podía ver lo que hacía el conductor. Esto triplicaba la probabilidad de colisión. Sin embargo, en el cuarto escenario, en el que el interlocutor tenía una transmisión de vídeo a una pequeña pantalla para poder ver lo que hacía el conductor, el riesgo de accidente se redujo en un 40-50% respecto al escenario tres, pero seguía siendo mayor que con un pasajero en el coche.

Además, al grabar las conversaciones, se observó que cuando el interlocutor podía ver un peligro en desarrollo, tendía a ajustar su conversación, dejando de hablar o proporcionando ayuda o una advertencia adicional sobre la carretera.

Lo que no se trató en el estudio fue cuánto aumenta el riesgo cuando se mantiene una conversación acalorada o emocional en lugar de una conversación no emocional; si una llamada para discutir qué se va a cenar es menos arriesgada que una llamada con malas noticias.

Sin embargo, lo que sí demostró fue que es mucho más arriesgado hablar con una persona por teléfono mientras se conduce, tanto si puede ver lo que estás haciendo como si no, y por tanto es mejor dejar que deje un mensaje en lugar de contestar.

Las razones del aumento del riesgo de accidente son que cuando tu cerebro está concentrado en la conversación, tus tiempos de reacción son mucho más lentos: una media del 9% más lenta según algunos estudios.

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